Muchos alumnos, posiblemente, desean participar en el teatro, pero no se atreven. Me ven como un ogro, un sin alma, sin sentimientos. Sin embargo, cuando nos reunimos la pasamos bien, nos relajamos. Hago lo que me gusta y sin condicionamiento, no hay nota, no hay calificaciones, solo ganas y muchas ganas para plasmar lo que se encuentra en mis neuronas. A veces los mismos alumnos me sugieren mejorar en algunas escenas, los escucho, reflexiono y acepto la idea del alumno. De eso se trata, de aprender de ellos, de su juventud, de su ganas de hacer las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario